latecleadera

domingo, 4 de mayo de 2014

esos muñequitos de yupi y chitos



Por allá en los años ochenta, dos conocidas marcas de pasabocas colombianos, que a efectos prácticos llamaremos chitos y yupis, lanzaron una agresiva y bienaventurada promoción y moda;  dentro de los paquetes brillantes de grasa saturada  y con boronas  formando un halo protector, se encontraban pequeñas figuritas de plástico monocromáticas, no mayores a 5 cm, con una increíble definición de rasgos y la maravillosa capacidad de permanecer de pie (con sus desesperantes excepciones).  Eran los muñequitos de series de televisión como el Chavo del ocho, Looney Tunes, Marvel, DC, Thundercats, Star wars, He-man  y Disney.  Gracias a ellos nuestra dieta se basó en gran medida en la ingesta desmedida de “deditos” de chitos (pequeños y saladitos,  de allí su peyorativa connotación sexual que aplican algunas damas) y yupis, un poco más alargados.  Objetos de colección, cambalache, trueque, robo  y más, cuyo único fin era   acompañar a mocosos imaginativos en historias  de guerras y batallas en los jardines o habitaciones de sus casas o las casas de sus amigos.  

Dada su variedad sirvieron a la perfección para recrear villanos, héroes, monstruos, o simplemente población general  (esa que cae dentro del llamado daño colateral y para la cual los del chavo eran perfectos, nunca encontré un mejor papel para la bizcabuela de la chilindrina o doña Florinda) .  Con el paso de los años salieron nuevas series, pero de menor calidad, mal definidos, algunos fluorescentes y en posturas limitantes, o en combinaciones extrañas como la serie de chespirito  de cuerpo normal y cabezas gigantes  alternables,  que bien podrían haber sido los precursores de los perritos que bambolean la cabeza en los tableros de los taxis.  La moda paso, como toda moda, y llegaron los tazos (¿?).

Estas figuritas;  las que sobrevivieron a las mordidas de  mascotas (incluidos los bebes que querían estrenar sus dientes en algo), a las quemaduras con fósforos, velas o cualquier sustancia pirógena (toda la población nacida entre 1970-1990 presenta alguna cicatriz por quemadura de plástico, las principales por bolsas de azúcar o el príncipe azul de Disney), o al simple deterioro por uso, quedaron rezagadas en cajas de recuerdos, y solo se usaban para rellenar piñatas baratas o pesebres coloquiales.   Hoy más de 20 años después,  son objetos de culto para algunos nostálgicos o coleccionistas.  Encontrarlos es un golpe de suerte y es frecuente tener especímenes sin manos, sin patas o con la cara mordida.  


Como dato de cultura general yupi saco la serie de:   Chespirito,  Star wars, el mundo de Disney, los magníficos, los superamigos, y una segunda serie de Chespirito.

Chitos: looney tunes, tom y Jerry, el pájaro loco, he-man, héroes de marvel, héroes DC, thundercats (estos había que reclamarlos después de encontrar una tirilla de premio en los paquetes, venían en bolsitas de 3 a 5) y los picapiedra (esta fue ya a mediados de los 90s).  Probablemente todos superen las 200 figuritas, no lo sé, cada vez que busco, encuentro una nueva, o una que había olvidado completamente.  Tal vez algún día tenga la colección completa.

5 comentarios:

  1. Con mi hermano tuvimos una gran colección de estos muñecos. Actualmente perdida. Lástima.

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  2. Hola Fredy tienes de esas figuritas me gustaria contactarme con tigo rbavila74@gmail.com

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  3. que bellos recuerdos me traen estos muñequitos desearia tener en mis manos algunos de ellos, seguire buscando

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    1. tengo varios ala venta o cambio mi correo es jefmuto@outlook.com

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    2. Hola jeferson ami me interesan favor mándame fotos si porfa saludos

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